El dinero nos condiciona, pero no acostumbramos a interesarnos por su naturaleza.
De nada sirve esforzarnos en obtener una buena formación, encontrar un buen trabajo, gestionar bien nuestra actividad empresarial o profesional y percibir una jubilación, si no nos preocupamos de sus connotaciones dinerarias.

El dinero como medio de pago, de valor y de endeudamiento
En periodos de inestabilidad, como el actual, esto es mucho más importante.
Al contrario de lo que la mayoría dábamos por supuesto, desde el año 1971 el dinero no es un valor en sí mismo, ni representa valor alguno cuando es creado de la nada por los Bancos emisores y entregado a cambio del compromiso de devolución de sus destinatarios (endeudamiento).
El único valor que representa es la confianza que sea capaz de generar en quienes lo aceptan como Medio de pago por bienes o servicios, y en la creencia de que seguirá siendo aceptado por tiempo indefinido.
Cuando se ahorra para su utilización en un futuro más o menos lejano, de forma automática se convierte en un Medio para construir y preservar un patrimonio.
En el caso de anticipar la adquisición de dichos bienes o servicios sin realizar un desembolso inmediato de la correspondiente cantidad de dinero, se contrae una deuda, denominada y valorada en ese Medio de pago, trasladando la confianza en la futura capacidad de pago y una garantía ejecutable para el caso de que esta capacidad no fuera suficiente.
Otra característica importante es su utilidad como unidad de cuenta para la fijación de precios, en la que se cruzan el valor de un bien o servicio y el de la moneda en que se fija.
La confianza que inspire en la población y en el propio Sistema Económico y Financiero cada una de las monedas puede ser influida de varias formas, por los Bancos emisores, que pueden emitir o retirar unas cantidades mayores o menores y fijar o influir en los tipos de interés; por los gobiernos, que pueden establecer medidas fiscales, económicas, técnicas o sociales, por la propia confianza en el Sistema, y por las perspectivas de futuro del mismo.
Los mecanismos por los que las Autoridades ejercen su acción se transmiten a través de los Mercados, en los que confluyen con otros actores de gran relevancia, como La llamada «Banca en la Sombra«, fuera de control, y que representa casi la mitad del volumen monetario de todo el Planeta, que anula o reduce el efecto de las medidas correctoras de forma considerable.
En el momento en que la confianza en una o varias monedas desaparece, su valor sigue el mismo camino, perdiendo su función como Medio de pago, con la pérdida de valor patrimonial, y también del valor de la deuda contraída en esa misma moneda.
Es importante señalar que el deudor resulta beneficiado, ya que el valor de los bienes adquiridos aumenta al tiempo en que el de la deuda contraída para pagarlos disminuye, pudiendo llegar a un valor próximo a cero.
Los principales efectos que, a corto, medio o largo plazo, producen las acciones de los Bancos Emisores y de los Gobiernos, se podrían resumir en los siguientes puntos:
. EMISIONES DE DINERO Y SU MANTENIMIENTO EN CIRCULACIÓN:
Si son insuficientes para las necesidades de la Economía, provocan recesión y deflacción, aumentando el valor del dinero y reduciendo los precios, por lo que resulta más rentable al comprador o usuario de servicios demorar las compras y gastos a la espera de la bajada de su precio. A su vez, los productores de estos bienes y servicios no tienen alicientes en producir y poner en el mercado lo que va a bajar de precio durante su proceso de producción y comercialización.
Quienes hubieran contraído deudas, ven crecer el valor de las mismas.
PIB baja y aumenta la pobreza.
Si son excesivas provocan inflación, pudiendo llegar en caso de abuso a la temida «hiperinflación«:
Si grandes cantidades de dinero nuevo se emiten y se ponen a disposición del sector financiero, y este lo utiliza en la adquisición de Activos Financieros, se produce un efecto inflacionario en la cotización de estos Activos, sin relación alguna con el valor real, ni la rentabilidad, ni la solvencia de dichos Activos, ni el estado de la Economía, difundiendo la falsa sensación de bonanza económica y de garantía de mantener su valor y sus rendimientos, hasta el punto de que la dependencia de este «dopaje» puede ser necesario mantenerlo de forma permanente para evitar que el Sistema se derrumbe.
El riesgo principal es que, en un momento determinado, esas inyecciones de dinero nuevo, sin más valor que la confianza, pueda perder esta confianza y el propio Sistema colapse, arrastrando consigo a toda la economía real.
Aquellos ahorradores que mantienen todo su dinero en cuentas o depósitos bancarios, se encuentran en una «Trampa de liquidez», sin rendimiento al estar los intereses en un nivel próximo a cero, y con una merma y el riesgo debidos a la inflación.
. SITUACIÓN Y EXPECTATIVAS AL INICIO DE 2020:
. La economía está dando de sí todo lo que puede, y empieza a dar señales de agotamiento.
. El dinero nuevo que se crea, se canaliza a través del Sistema Financiero, y produce inflación de todos sus Activos.
. La parte que llega a la economía lo hace a través de la oferta de préstamos al consumo a destinatarios solventes, a un coste (intereses más comisiones), que puede resultar excesivo, principalmente en el caso de los pagos diferidos mediante una tarjeta de crédito, generalmente por encima del 25% TAE.
. La inflación se manifiesta en la economía mediante el IPC, que en España ha sido el último año del 0,79% (lejos del 2% fijado como objetivo por el BCE)
. Solo podemos obtener dos conclusiones; O la forma de distribución de este dinero es errónea y produce disfunciones crecientes, o no hay suficiente demanda solvente para los préstamos al consumo, lo que sería muy razonable, dado que las personas, familias y empresas solventes no están siempre dispuestas a pagar esos intereses y comisiones por unos préstamos que no necesitan y solo les proporcionan comodidad en sus desembolsos.
. Solo una mejora de las diferentes Rentas Mínimas o Rentas Básicas ya existentes, para ampliar la cobertura lo más próximo posible al nivel mínimo de pobreza puede permitir una reactivación de la economía en la situación actual: Si una persona sin ingresos recibe 500 euros, estos van de forma inmediata a la tienda, al pago del alquiler, de la electricidad, y de todos sus consumos básicos, y esto multiplicado por dos millones, reactiva la economia. En cambio, si un número menor de personas que ganan mas de 10.000 euros al mes ganan 500 de mas o de menos la economía no lo va a notar, porque irán íntegramente al ahorro, o contribuirán a inflar (de inflación), las cotizaciones en los mercados financieros.
. LA DIVERSIFICACIÓN PATRIMONIAL COMO PRINCIPIO DE PRUDENCIA:
No existe una varita mágica para tomar la mejor decisión en momentos como el actual, porque las administraciones, los mercados y las monedas están fuertemente relacionados, y las tomas de decisiones que les afectan están fuera de nuestro control.
No obstante, una diversificación ponderada nos permitirá compensar los eventuales riesgos, que puedan afectar a nuestros activos, derechos y deudas, representados todos ellos en una u otra moneda.
. LAS MONEDAS Y VALORES DEFENSIVOS:
Las diferentes monedas experimentan fluctuaciones en su valor en los mercados monetarios, no siempre previsibles, como se ha podido comprobar en repetidas ocasiones, tanto con las monedas nacionales, como el euro, como con el dólar en su función de referencia en el comercio internacional.
En esta diversificación no debería faltar la auténtica moneda; La única que ha sobrevivido y ha superado siempre a las demás desde hace miles de años, que tiene un comportamiento anti-cíclico, que gana valor como refugio cuando el resto de activos lo pierden, y que, a largo plazo, está siempre entre los activos más rentables.
Esto sucede, no porque el oro valga más, sino porque las diferentes monedas pierden valor y el oro, de forma más o menos oficial, es el patrón de referencia que lo representa.
Como ejemplo, en este gráfico se puede comprobar su cotización, por onza, en dólares y en euros, durante los últimos 17 años y en diferentes periodos. Y no perdamos de vista que su cotización en el año 1971 era de 35 dólares la onza.
Para utilizar estos gráficos, pinchar el enlace y seleccionar el periodo «todo» y la moneda
En dólares
En euros